Las iglesias a construir alternativas centradas en el evangelio a la simple “afirmación” de las redes sociales: “Tenemos que ofrecer a los jóvenes una comunidad mejor fuera de Internet, donde puedan ser honestos y luchar con sus grandes preguntas”.
La Iglesia de Inglaterra ha decidido bendecir las uniones homosexuales. Como en España, otros parlamentos del norte y el sur de Europa aprueban leyes que permiten los cambios legales de sexo sin limitaciones. En el este del continente, nuevos países legalizan el matrimonio homosexual.
Mientras los primeros jugadores homosexuales salen del armario en las principales ligas de fútbol, el festival de música continental Eurovisión se prepara para una nueva celebración de la diversidad de género.
Se mire por donde se mire, las cuestiones de orientación sexual e identidad de género siguen siendo noticia en Europa. A la vez, la Generación Z no se nutre tanto de los grandes debates controvertidos como de noticias diarias en las redes sociales. Allí, se habla de libertad, amor y “afirmación”, y de difuminar las fronteras entre lo masculino y lo femenino.
En todo esto, ¿qué están haciendo las iglesias que mantienen a la Biblia como referencia para cuestiones de sexualidad e identidad?
Evangelical Focus ha preguntado a Andrew Bunt, del Reino Unido, que acaba de publicar Finding Your Best Identity (Encontrando tu mejor identidad, IVP, 2022). Andrew siente atracción al mismo sexo pero ha escrito el libro para explicar por qué cree que la visión bíblica del sexo y la identidad humana es tanto buena como liberadora.
Pregunta: Empecemos por tu trayectoria personal. ¿Qué te da esperanza y alegría al hablar públicamente sobre la decisión que has tomado de ser fiel a Dios en tu sexualidad a pesar de tu atracción hacia personas del mismo sexo?
Respuesta: En última instancia, lo que me da alegría es Jesús y experimentar la identidad que me ha dado. Como para todos los cristianos, seguir a Jesús tiene un coste para mí. Está la incomodidad que supone negarme a mí mismo, tomar mi cruz y seguir a Jesús. Está la creciente sensación de ser un bicho raro en un contexto cultural más amplio, la experiencia de ser un extranjero y un exiliado. Pero experimento ese coste y las dificultades que puede acarrear en el contexto de la relación con Jesús y la identidad más maravillosa y vivificante que podría tener: llego a saber y experimentar que soy amado, deseado. Las opiniones de los demás no importan en última instancia. Cómo me siento por dentro no importa en última instancia. Lo que Dios dice de mí es lo que verdaderamente importa. Su voz es la que quiero escuchar.
P: ¿Cómo respondes a las críticas de quienes están en profundo desacuerdo contigo?
R: Cuando recibo críticas, hago dos cosas. Una es intentar preguntarme tranquilamente si alguna de ellas es válida. La tentación es querer defenderse o rechazar todas las críticas, pero sé que no soy perfecto: mi teología no es perfecta, como tampoco lo es mi forma de comunicarla o de vivirla. Puede que las críticas me cuestionen y me sirvan de lección.
Lo segundo que hago es recordar que la crítica, la oposición y el rechazo son normales para los cristianos. Jesús nos dijo que las esperáramos. Y Jesús nos dice que somos bendecidos cuando llega la oposición. Con esa promesa en mente, elijo escuchar lo que Dios dice de mí, no lo que otros dicen.
P: La mayoría de los adolescentes y estudiantes universitarios del Reino Unido y del resto de Europa occidental ya no debaten sobre si se debe “afirmar” o no la vivencia y expresión de todas las orientaciones sexuales e identidades de género. ¿Cómo podemos reabrir estas conversaciones sobre la buena historia de la fe cristiana, empezando por los jóvenes de la Generación Z, en nuestras propias iglesias locales?
R: Creo que tenemos que encarnar las realidades en nuestras vidas y en nuestras iglesias antes de entrar en diálogo con el mundo en general. Tenemos que convertirnos deliberadamente en comunidades eclesiales en las que se viva fielmente la buena nueva de Dios sobre la sexualidad, el matrimonio, la soltería y el género. En un mundo que se esfuerza por entender por qué lo que Dios dice es bueno, tenemos que demostrar que lo es a través de nuestras propias vidas. Esto es especialmente importante para la generación más joven: no quieren ideas abstractas; quieren una realidad experimentada.
“Tenemos que ayudar a los jóvenes a comprender que los cristianos piensan y viven de forma diferente a los demás en todos los ámbitos de la vida”.
Esta es una de las razones por las que las historias y los testimonios personales son tan vitales para la Generación Z. Los jóvenes están siendo formados por historias, historias de YouTubers, estrellas de TikTok y otras figuras públicas. Escuchan historias que dicen hablar de libertad y prosperidad; nosotros tenemos que contar nuestras historias de verdadera libertad y florecimiento. Esta generación también valora mucho la autenticidad: tenemos que ser reales con nuestras historias, hablar de nuestros errores y nuestras luchas, y de cómo Jesús marca la diferencia en medio de todo ello.
También podemos destacar las formas en que el enfoque “afirmativo” de nuestra cultura no está proporcionando realmente la libertad y el florecimiento que ha afirmado que proporcionaría. No es difícil darse cuenta de ello si tenemos en cuenta las batallas en torno a los espacios segregados por sexos, las desgarradoras historias de las personas que han detransicionado y el creciente reconocimiento del impacto negativo de la revolución sexual en las mujeres. Los jóvenes se preocupan por la justicia y el bienestar; hay muy buenas razones para preguntarse si el enfoque de “afirmación” está cumpliendo alguno de estos objetivos. Ese puede ser el punto de partida para plantearse si existe una historia mejor sobre la identidad, la sexualidad y el género.
P: En las redes sociales (especialmente en entretenimiento), toda la ola transgénero y queer es muy visible y está muy asentada. Cualquier visión de la identidad y la sexualidad humanas que siga la Biblia o el cristianismo se descarta como “perjudicial” o “intolerante”. ¿Qué se puede hacer en las redes sociales?
R: Primero, tenemos que asegurarnos de que no decimos cosas que realmente sean “perjudiciales” o “intolerantes”. Lamentablemente, los cristianos siguen siendo a veces culpables de tratar muy mal los temas de la identidad, la sexualidad y el género. Y todos sabemos que a muchos de nosotros nos resulta más fácil decir cosas en redes que nunca diríamos en persona, o al menos nunca de esa manera. Debemos tener cuidado con lo que decimos en Internet y con cómo lo decimos.
En nuestra propia participación en las redes sociales, podemos dar un mejor ejemplo.
Pero más allá, creo que tenemos que librar esta batalla fuera de Internet, de dos maneras. Una es ayudando a los jóvenes a comprender los peligros de dejar que los medios de comunicación en línea nos formen de manera tan significativa y ayudándoles a aprender a ser inquisitivos y críticos con las ideas con las que se relacionan. Cuando se trabaja con jóvenes cristianos, esto incluye ayudarles a entender que los cristianos piensan y viven de forma diferente a los demás en todos los ámbitos de la vida. Debemos partir de la base de que habrá muchas cosas en Internet que no sean ciertas o útiles.
Y luego, en segundo lugar, tenemos que ofrecer a los jóvenes una mejor forma de comunidad fuera de Internet, un contexto en el que puedan ser honestos, compartir sus experiencias y luchar con sus grandes preguntas, de manera que no se queden con la sensación de que el mundo en internet es el único contexto en el que pueden hacerlo.
P: En Living Out fuisteis pioneros en ayudar a la iglesia a comprender que en nuestras congregaciones hay personas que están tratando de resolver su propia orientación sexual. ¿Estás satisfecho con la forma en que las comunidades cristianas han reflexionado sobre esta cuestión y sus complejidades en la atención pastoral?
R: En el contexto con el que estoy más familiarizado (las iglesias evangélicas del Reino Unido), creo que hemos hecho grandes progresos. Soy lo suficientemente joven como para haber sido uno de los principales beneficiarios de ello. Tenía poco más de 20 años cuando se lanzó Living Out y el valiente trabajo de los fundadores, junto con el de otros que se les habían adelantado (por ejemplo, Vaughan Roberts y Wesley Hill), dio a jóvenes como yo ejemplos en los que inspirarse y pruebas reales de que la fidelidad a Jesús es posible para alguien que se siente atraído hacia el mismo sexo.
También ayudaron a que las iglesias empezaran a entender mucho mejor la sexualidad y, quizá lo más importante en términos prácticos, la soltería. Creo que la atención pastoral a las personas atraídas por personas del mismo sexo y la inclusión y el respeto de las personas solteras han mejorado enormemente.
Pero, por supuesto, todavía hay margen para crecer. En el Reino Unido, la conversación en torno a la sexualidad y la atención pastoral se ha vuelto mucho más complicada a medida que más iglesias se han alejado de la enseñanza cristiana tradicional. Además, la cultura sigue cambiando a un ritmo vertiginoso, lo que nos plantea nuevos retos.
Y, sin duda, sigue habiendo ámbitos de la Iglesia en los que no se reconoce la realidad de personas de mi misma condición como seguidores de Jesús y en los que el matrimonio y la familia nuclear siguen siendo el objetivo principal de los cristianos. Tenemos que seguir esforzándonos por defender la bondad del matrimonio tal y como lo define la Biblia, al tiempo que afirmamos la bondad de la soltería y hacemos posible que las personas solteras disfruten del don que Dios les ha dado.
P: Háblanos de tu libro. ¿Para qué quién lo ha escrito? ¿Y qué idea espera transmitir?
R: Una de las ideas clave de Finding Your Best Identity es que tenemos que pensar no solo en la identidad, sino en la formación de la identidad. No podemos responder realmente a la pregunta “¿Quién soy?” hasta que hayamos respondido a la pregunta “¿Cómo encuentro quién soy?”. Demasiados de nosotros no hemos pensado en esta última pregunta y, por tanto, seguimos inadvertidamente los planteamientos de nuestra cultura en lugar del planteamiento de la Biblia.
“Orad para que quienes se han sentido heridos o defraudados por la revolución sexual y sus falsas promesas encuentren en la iglesia un lugar de acogida y esperanza”.
Esto se ve en la conversación sobre sexualidad y género. Muchos cristianos se preguntan: “¿Cómo puede Dios pedir a un gay o a un trans que reniegue de lo que realmente es?”. Detrás de esa pregunta hay una suposición no examinada sobre quiénes somos realmente. La misma suposición está presente en la cultura que nos rodea. Si queremos aferrarnos a la verdad bíblica y queremos participar bien en estos temas con el mundo que nos rodea, necesitamos pensar en la formación de la identidad, así que el libro es para cualquiera que se preocupe por estos temas.
Pero también vemos el fruto de no pensar en la formación de la identidad de forma más amplia. Muchos cristianos saben quiénes son según Dios, pero no experimentan la bondad de esa identidad. Podríamos decir que lo sabemos de forma intelectual, pero no en el corazón. Pensar en la formación de la identidad nos ayuda a salvar esa distancia. Por eso, espero que el libro sea útil para cualquier cristiano, tanto para nuestro propio camino con Jesús como para nuestro compromiso con el mundo que nos rodea.
P: Por último, ¿cuál es la mejor manera de orar por la iglesia en Europa mientras se debate entre la Biblia y la cultura sobre la sexualidad y la identidad humana?
R: Orad para que seamos como Jesús: llenos de gracia y de verdad. Orad para que estemos llenos de gracia, completamente saturados y formados por el Evangelio, ofreciendo la acogida radical de Jesús y extendiendo su amor a todas las personas. Orad para que quienes se han sentido heridos o defraudados por la revolución sexual y sus falsas promesas encuentren en la iglesia un lugar de acogida y esperanza.
Orad para que estemos llenos de verdad, seguros de la bondad de lo que Dios dice y seamos capaces de comunicarlo de manera fiel y convincente. Orad para que, a medida que la cultura de nuestros países se aleja cada vez más de la comprensión cristiana, y que las creencias cristianas son vistas cada vez más negativamente, podamos seguir creyendo, encarnando y comunicando bien lo que Dios dice.